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Actividades humanas. Fundamento y pautas: origen, medio, comprensión. Vladimir Brontis Desde antiguo existen pautas, dadas por escritos. Sin embargo el ser humano, sin que una pauta esté escrita, ya tiene intuiciones de lo considerado bueno. El nativo de cualquier tribu responderá afirmativo ante lo bueno de respetar al prójimo, etc. A menos que haya perturbación, no se creerá que lo malo es aceptable, que causar daño gratuito es bueno. A pesar de esto, también pueden existir disyuntivas en la base valórica, situaciones enfrentadas, de acuerdo al énfasis de visiones. En este punto, no es el lenguaje sólo un ordenador de códigos de comportamiento previos, de tendencias innatas, sino más completamente un contenedor de potencias, que son la base de los actos, a la vez de potenciador de potencias, o incluso originador de potencias, al tener un hilo conductor con lo creativo. Como originador de creaciones, se puede ver esta actividad, para algunos, como soplo divino, para otros es una posibilidad dada por una capacidad cerebral, una cualidad nacida de la complejidad de un sistema nervioso. Se muestra que el lenguaje aparece primero, al ser articulador de lo que es, o se muestra ante el hombre y su pensamiento, de lo existente, y que de éste se desprenden la filosofía y las ciencias. Si la palabra, incluído el verbo como lo activo, puede tener algo de previo y desconocido (de ahí la importancia en religiones), sus aplicaciones han sido sumamente abordadas. En tanto manifestación, se la puede estudiar, metódicamente, sin ambigüedades, de lo cual nace la ciencia. La lengua es la que trae esa existencia, con fines de comunicación. En cuanto al sonido y la palabra, es posible ver en el primero el sentido de varias de ellas, vislumbrándose nacimientos por onomatopeyas, por ruidos, por evocaciones, etc. Esto sería un punto de raíz física de las palabras, como el sonido que significa, o trae parte de la realidad. El lenguaje y las pautas aparecen en el origen de actividades, y es medio de comunicación, implicando en una primera aproximación el gesto corporal (saludo, despedida, etc), y cobrando desarrollo con el sonido, de las cuerdas vocales y la lengua, produciendo movimientos guturales, paladiales, dentales, etc, que se organizan. Estas formas son un lenguaje, y dentro de éstas el habla no hecha letra es el dialecto, y la escrita, y más desarrollada, el idioma. Estos términos, en gradación, van perfeccionándose, posibilitando mayor comunicación, y organización, constituyendo un principio, una arquitectura en sí. Se presenta una estructura, leyes, como un potencial ejercicio de conocimiento y traspaso (información, instrucción). El conocimiento se escribe en una representación. La letra es la concepción plástica, o la imagen de la palabra, al igual que variantes como grafologías y esquemas (representaciones más simples). Se imprime en el espacio, y en la materia, y se mantiene en el tiempo, creándose un signo, compartido y recordado. La imagen trae la idea, en este punto la escritura es uno de los códigos más complejos, al contener una ley en sí misma. Un signo es una imagen visible representacional, y a la vez su significado. Esto, es el plano de la palabra. Las distintas actividades sociales, por su parte, en constante desarrollo, van abordando la realidad en una especificidad, compleja, hasta llegar a las disciplinas, como la construcción, pero éstas siguen recurriendo al lenguaje como forma de organización. Como origen se da pie al acto. Conmemoraciones, efemérides, vienen del recuerdo mantenido, la reunión es a propósito del ser recordado por el lenguaje. Hay mediación al ser ocupado en el desenvolvimiento, a la vez que el acto. Las artes, como también los deportes, están llenos de lenguajes específicos que significan acciones concretas. Hay comprensión y análisis, al desarrollarse a posterior, recordando el acto, como planteando otros. La forma de los actos viene a la vez de formas de vivir. En este aspecto tienen relación con el cómo se es. Una forma de vida que salta continuamente tendrá actos de distinta forma de la que nada contínuamente, eso en el plano objetual, inmediato, pero luego aparecen aspectos más densos. Planos de costumbres, sicológicos, espirituales, valóricos. Intereses que cuando se enriquecen enriquecen las actividades y el marco sociocultural. Las formas de vivir, por ejemplo, dan lugar a arquitecturas potenciales, que pueden tener rasgos de los énfasis. A tal punto los seres humanos somos libres, y aceptadamente libres, de crear una forma física, que envuelva lo que hacemos regularmente, a tal punto no se puede descolocar el acto regular, incluso en función de otro. Y una construcción se le pide al arquitecto con rasgos especiales; esto es el encargo. Los arquitectos así reciben un encargo, que se sopesa entre lo pedido, y el aporte o avance relevante. Esta organización de las actividades, es el programa. Se ha tocado el tema del lenguaje como origen, creativo, y de la pauta; la pauta más clara, según la que vivimos, es la ley escrita, que impide delitos. Y de esta forma sienta precedentes, y el interés es propiciar justicia. En este sentido, como el resto de las actividades sociales, y disciplinas, también se perfecciona permanentemente. Entrando al vínculo de tema y lenguaje, el tema de algo es su contenido esencial, y en gran medida su filosofía, su articulación demarcada, y valorizada. El lenguaje, a través del tema, es el articulador de lo que es. Un tema, a su vez, se presenta con múltiples sitios, o tópicos, dentro de sus dominios. Los temas a la vez se interrelacionan. A su vez un tema posee una arquitectura, que consta de distintas partes: su estructura profunda, su enfoque y delimitación, su aplicación, su programa, sus consecuencias. Un tema trae el aspecto que se ha enfocado, o valorizado, y también ámbitos profundos, subyacentes, y derivados. Un proyecto fundamentalmente se constituye de tema y caso. Lo conocido como caso o casuística es un problema, un aspecto concretizado, que puede surgir tanto de una necesidad, como de un interés previo. El enfoque del tema en gran medida incide en el caso, y determina el resultado de un proyecto. El caso, es la ocasión de valorizar un tema, su suceso más real. Puesto que lo que se conoce como proyecto, más que inventar un asunto, lo señala, lo enfoca. Y el tema, en tanto traer toda una parte de este saber total, trae asuntos relacionados. En este punto es una valorización, de lo primordial a lo secundario. Varios temas traen otro, como acumulación de saber, o como una pirámide. El caso es la oportunidad de lo acotado, de lo específico, que encuentra en el tema la sustentación crítica. La discusión del tema, y su vínculo con otros tocará entonces un plano metafísico, con la repercusión que la palabra pueda traer: un impulso hacia la unidad, o la interpretación unitaria, hacia una universalidad del conocimiento. Esta ciencia, de lo que es, es una ciencia nueva de lo que está “más allá”. El gran problema de una universalidad, a su vez, es precisamente este enfoque, cómo abordarla, descubrirla, o leerla. Todo buen caso, en este aspecto un caso bien demarcado, trae una sustentación crítica gruesa, que viene de un tema vasto, jerarquizado en su arquitectura, y vinculado a otros. Un proyecto justo o bien delineado en este punto trae un inicio o buen punto de partida en la arquitectura apropiada del tema y caso, como de los temas y casos incluídos, subyacentes, y derivados. En cuanto a los grados de demarcación, o universalidad, siempre habrá partidos, y opiniones. La demarcación siempre se agradece porque concretiza rápidamente una noción. E incluso se suele partir de lo casuístico, porque es lo que está más a mano, y es la forma más evidente de abordar un proyecto. En este punto el problema es encontrar el enfoque y el método adecuado, de modo que el trabajo no sea anatemático. Tema, e idea, pueden ser palabras sinónimas, aunque el tema es la forma natural de articulación de las experiencias, y la idea es la noción extraída de éstas, es decir, de un tema. El tema es lo más emparentado a la idea. El caso, a su vez, es lo más cercano a la cosa, en este sentido es una buena manera de asirlo materialmente. |
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